Ir a la compra
Ir a la compra puede ser, a veces, un pequeño lujo. No hablo de esa lista que te impone la nevera vacía o la necesidad. Hablo de salir solo, sin prisa, por el placer de curiosear. De caminar entre los pasillos sin misión concreta, dejando que los caprichos te encuentren. Mi amigo V. A. tenía la inmensa…