Piscinas vacías
Pocas cosas tan tristes como una piscina vacía. El silencio resuena donde antes hubo risas, chapoteos, y esos sonidos inconfundibles, como el de una botellín helado de cerveza abriéndose. Los bordes secos, que antes escurrían el agua de los días infinitos, ahora son testigos mudos del inexorable cambio de estación. El azul pálido de la…